sábado, 12 de diciembre de 2020

GANAS VIDA

 La muerte es una Gran Maestra de Vida. Nos enseña que no es suficiente para los humanos el simple hecho de estar vivos, sino que debemos aprender a desear estarlo.

El tener conciencia sobre la fecha de “caducidad” aproximada no tiene por qué ser un elemento de angustia o miedo ante el inevitable trance, sino más bien un elemento motivador, que nos empuje a  aprovechar al máximo nuestra efímera existencia en este plano físico.



En estos tiempos de Covid, de muertes cercanas, sentimos más que nunca la proximidad de la muerte, por todas partes nos recuerdan que estamos de paso, que en cualquier momento, e incluso a pesar de gozar de buena salud, la muerte puede venir a visitarte de la forma más insospechada. Esta posibilidad nos plantea la toma de una decisión muy importante, qué actitud tomar y cómo actuar. Dos opciones, o bien con miedo y angustia ante lo inevitable, o bien con una actitud positiva, remangándonos las mangas de la camisa, y con la firme determinación de aprovechar al máximo el tiempo del que disponemos. Es una decisión personal e intransferible, pero de suma importancia. 

Este hecho por tanto, la fatídica pandemia, ya tiene su primer lado positivo, nos brinda esta reflexión que quizás de otra manera hubiera pasado completamente inadvertida. La vida y la salud misma suben unos cuantos peldaños en nuestra escala de valores, aprender a respetarnos, a cuidarnos, a respetar y a cuidar, pasa a ser algo primordial, de vital importancia, y eso es bueno porque enriquece el espíritu.

Esta crisis mundial nos ha “descolocado” para volver a “colocarnos”. Es el orden dentro del caos. Nuestro lugar, nuestra percepción de lo qué la vida es,  su valor y su fragilidad han tomado otro significado, más profundo, más auténtico.

Dicen que el ser humano solo valora lo que tiene cuando lo pierde. Y estamos en época de pérdidas. Ahora me viene a la cabeza una frase que repetía mucho el Maestro Chen Man Ching, “Invertir en pérdidas”. En el Tai-Chi, como en la vida, hemos de aprender a “invertir en pérdidas”, en Tai-chi las “pérdidas” consisten en caerse mucho, perder el equilibrio muchas veces, para aprender a mantenernos de pie luego bien enraizados, ser firmes y ser flexibles a la vez, con la vida sucede igual, porque “perdiendo” es como aprendemos, a estar de pie, a levantarnos tras “el golpe” o los golpes de la vida. Parece contradictorio, roza lo absurdo y no debería ser así, pero parece que en muchos casos así funciona nuestra psique. 

                   "La Vida no es esperar a que pase la tormenta, es aprender a bailar bajo la lluvia"


La vida y la adversidad nos enseña a madurar, a soltar el ego, a entregarnos a las experiencias y aceptarlas, a encontrar nuestro centro, nuestra autenticidad, nuestro amor propio, reconocer quienes somos, cuál es nuestro cometido, decidir que queremos dar de nosotros al mundo, descubrir nuestra “pasión” o pasiones en la vida, es en la adversidad donde aprendemos a valorar y disfrutar de cada momento, porque es único e irrepetible, y porque es frágil, fugaz, y verdaderamente mágico. Aprendemos a adaptarnos, a ser resilientes, a resurgir de nuestras “cenizas”, a convivir con la “pérdida”.

Vivimos de espaldas a la muerte, no nos enseñan a convivir con su presencia, se tapa, se borra, se disimula, no nos enseñan a mirar sus ojos, esa mirada cómplice que bien “vista” puede convertirse en guiño, en un susurro que nos habla desde el interior, “vive ahora, disfruta, valora lo importante, y vive sin miedo”.

Por supuesto que no es imprescindible perder la salud para aprender a valorarla, ni que las personas que la han perdido no sintieran ya esa pasión por la vida anteriormente, no es eso, pero seguro que todas esas personas que han superado un “golpe” duro, aprenden a “estar de pie” y con más aplomo y alegría que la mayoría de las que no. Por eso me gustan, me conmueven y suscitan mi admiración esas personas especiales, que me gusta llamar con cariño ”ave fénix”, que se alzan al cielo victoriosas después de tocar fondo. Mi más profundo sentido de admiración y gratitud por su gran lección, de valentía y entereza.

Y es que hay tantas circunstancias, incluso peores que la muerte misma, a las que el ser humano puede verse expuesto, que es mejor no recordarlas. En fin, la vida puede ser muy miserable, por eso, los que tenemos la suerte de no haber vivido nunca tales circunstancias extremas, les debemos y nos debemos un respeto. Me viene a la cabeza el libro del chico de Ghana (curiosamente) la epopeya de Ousman Umar “Viaje al país de los blancos”.


Podemos perder también otras cosas, menos graves, pero muy importantes también, como la paciencia, la ilusión y las ganas. Vivir sin ganas, solo escribir esta frase ya desmotiva, a la vida hay que echarle ganas, muchas ganas e ilusión, no basta con dejarse llevar sin más. Nuestra naturaleza sensible es extraordinaria y nos hace extraordinarios.

Tomar conciencia de lo valioso de cada instante, sabiendo que podríamos no tenerlo, de cada aliento, que podríamos no exhalar, de cada sonido, que podríamos no escuchar, de cada palabra que podríamos no pronunciar, de cada sabor que podríamos no degustar, de cada atardecer que podríamos no contemplar, por eso necesitamos un guiño constante de nuestra fatídica compi, para que no se nos olvide nada, y no demos nada por hecho, la vida es un regalo maravilloso.



¡¿Qué Ganas?!

Ganas Salud, subiendo la autoestima, descubriendo las experiencias que nos hacen sentir plenos/as, cuidando los hábitos, la alimentación, revisando las creencias inculcadas que nos limitan, evitando los juicios,  los pensamientos negativos que nos debilitan, haciendo ejercicio (me han dicho que practicar Tai-Chi y  Chi-kung es fabuloso :), y en definitiva disfrutando de las pequeños detalles del día a día, de un saludo amable, de una sonrisa, una bonita canción, leer un buen libro o escuchar una buena charla, todo esto es cuidar la salud.

Ganas Paciencia, aprendiendo a escuchar a los demás, empatizando con las emociones ajenas, con los sentimientos de los demás. Meditando, observando, estando en silencio, sin juicios innecesarios, aceptando todo tal cual es. La paciencia es aceptar el ritmo natural de las cosas, sin alterarlo.

Ganas Vida, tomando conciencia de lo valiosa que es la vida en sí misma, la de todos los seres vivos del planeta. Ganas vida cuando aprendes a maravillarte con todo lo bello, que está en todas partes. Cuando aprendes a “degustar” y “saborear” los matices delicados que nuestra naturaleza sensible nos brinda, ganas vida disfrutando de cada momento de presencia, sintiéndote en plenitud y en paz contigo mismo/a, ganas vida cuando le pones ganas a la vida.

 Si haces lo que debes, si te sientes satisfecho por ser quien eres, por intentar superarte día a día, por dar lo mejor de ti, entonces, cuando llegue tu hora, quizá puedas sonreír desde el presente al pasado y aceptar sin más el tránsito hacia quién sabe, otra dimensión.



Todo son suposiciones, mis creencias personales, y valga decir, que me gustaría mucho poder debatirlas con vosotros/as, saber qué pensáis al respecto, y darle luz a estos temas tan tabú en nuestra sociedad. Me gusta pensar y escribir en voz alta, no pretendo ofender a nadie.

Siento que una buena muerte debería ser así, una transición tranquila y relajada,  un viaje de ida hacia las estrellas.

Una vez Kiko, un monje budista que residía y dirigía el centro Budista de Tushita en el Montseny, excepcional persona, donde hacía los cursos intensivos de Tai-Chi, nos explicaba bajo su árbol favorito que los seres que vivimos en el primer mundo, sin guerra, ni hambrunas, ni desastres naturales, tenemos la obligación de ser felices y hacer lo que sea necesario para ello, porque podemos, está en nuestras manos, y no le faltaba razón. Yo añado que además ahora se lo debemos a todos los que no han podido terminar su proceso evolutivo natural, por haber sido víctimas de la pandemia, por ellos y ellas, se merecen nuestra felicidad.

Solo nos queda ponerle Ganas a la vida, alimentar esas ganas con actitud positiva, con entusiasmo, con nuevas y renovadas ilusiones, sin miedos. Que cuando hagamos nuestro último viaje, podamos respirar tranquilos/as, sabiendo que Ganas, no nos han faltado.

Tú decides en este juego de la Vida, “tus ganas” siempre.

Felices Navidades! Disfrutad de las comidas íntimas, de las charlas sosegadas, del bailoteo en casa, y del buen cava, con ganas, y equilibradamente. Os deseo muchas Ganas e ilusión para este nuevo año 2021.

Un abrazo cálido

Alicia

miércoles, 23 de septiembre de 2020

AMAR ES SOLTAR

            

Amar es soltar.

Esta frase lleva unos días apareciendo en mi mente en los momentos más inesperados, como los momentos de meditación en los que se supone la mente debe permanecer en blanco. No sucede así, pues la mente ha evolucionado precisamente para lo contrario, elaborar pensamientos de todo tipo, así que debemos también reconocer y aceptar esta naturaleza pensante.

No me gusta flagelarme por lo que considero es natural en el ser humano, pensar, desear, tropezar,  equivocarse. Prefiero observarme como si yo misma fuera mi propia mami, y perdonar mis errores, intentar corregirlos y sobre todo, apoyar mis aciertos. Lo de los dos besos en la propia mejilla la verdad es que funciona, sin caer nunca en los excesos de la soberbia o prepotencia, ni más que nadie, ni menos tampoco. Lo llamo equidad con una misma.

A la mente le complace ensoñar, contemplar, mecerse, reducir su nivel de pensamiento ordinario hasta los mínimos, dejarse llevar, sin juicios, sin dudas, sin resistencias ni culpa.

Cuando la mente se vacía (se relaja el shen) el corazón toma su espacio y se abre, y es en ese espacio abierto donde suceden los pequeños milagros, donde se sienten cosas, se piden cosas, se comunica uno con su yo más profundo. Se resuelven también muchos temas, y aparecen frases, como mensajes que nos quieren decir algo importante.

Se trata de escuchar.  Al igual que cuando dormimos, la mente inconsciente va resolviendo y haciendo la criba necesaria para nuestra supervivencia, la mente ensoñadora también tiene sus regalos, pero hay que cerrar los ojos, respirar relajadamente, abrir el corazón, y escuchar nos.

En mi última ensoñación aparece esta frase reiteradamente, por algo será, el mantra del otoño me ha encontrado. Os lo quiero compartir.

Amar es soltar, y soltar es de alguna manera renunciar. Para amar bien, hemos de aprender a renunciar también al ser amado, incluso al bien amado, aunque amar a una cosa material me parece un poco too much, sería más valorar o apreciar, pero la actitud de renuncia debería desarrollarse del mismo modo.

Me explico. Tengo un ejemplo muy cercano y muy presente en mi vida, hay pensamientos que nacen en el corazón, y sentimientos que se racionalizan, este último no fue el caso. Cuando nació mi hijo.  Ese momento único e irrepetible de mi vida no lo olvidaré jamás. Fue una relación de 9 meses sin vernos las caras, así que teníamos ganas de conocernos en persona. Cuando apareció ante mí, el amor que ya sentía se vio desbordado por algo mucho más grande, inimaginable para mí. Sentí que mi corazón me hablaba, me susurraba (después de la presentación face to face) y directamente, con el pensamiento se lo dije todo.

Algo como esto, sucedió hace ahora 15 años. La memoria puede no ser literal, pero no olvida lo importante.

“Querido Iván, que alegría de ver tu carita por fin! Y que descanso por Dios! Ya estás aquí, y ahora no sé cómo lo voy a hacer, perdóname antes de empezar a criarte como Dios manda, soy novata, lo haré lo mejor posible, pondré todas mis ganas y atención en que no te falte de nada. Moveré cielo y tierra, y si fuera necesario, entregaría ya mismo hoy mi vida”.




Esto así para empezar.

Seguidamente, y después del subidón, otro susurro apareció en mi corazón. “Te amo profundamente, eres parte inseparable de mi vida, pero no eres mío, no me perteneces, eres del universo, de donde proviene toda tu materia prima. Te cuidaré, te guiaré, te apoyaré y te corregiré cuando sea necesario, pero renuncio a ti como parte de mi, tu eres ya dueño de tu alma, de tu proceso vital, de tus pasos en la vida, así que adelante, entre los dos nos ayudaremos a evolucionar, ¿por eso has venido verdad?”

Y acto seguido me pareció entrever justo al final de esa pregunta una sonrisa que iluminó mi alma.




Amar es soltar. Amar es respetar. Amar es liberar. Amar es evolucionar.

Amar es renunciar, porque sin renuncia solo hay apego, y el apego es lo contrario a la libertad. Si te apegas a algo o alguien dejas de ser libre, creas una necesidad, y las personas, necesitar necesitar, solo necesitamos comer, beber y respirar para existir.

Amar es respetar, respetar las decisiones, respetar el libre albedrío, respetar las equivocaciones. Por eso hay que hacer un trabajo previo con uno mismo, si no somos capaces de aceptar nuestros errores, menos aún los de nuestros hijos. Un desastre.

Amar es liberar, liberar a la otra persona de tus propios miedos e incertidumbres. Es liberarla de tu pasado, de tus cargas emocionales. Es darle espacio, su espacio para crecer, para desarrollarse, para disfrutar de la vida. No hay nada más liberador que tratar con personas que se sienten libres (siéndolo o no). Para mí.

Amar es evolucionar. Cuando amamos incondicionalmente, estamos creciendo, evolucionando, nos olvidamos un poco de nosotros mismos (a veces en exceso cabe decir) pero de eso se trata, de vernos en el espejo de los ojos de la persona, de cuidar  nuestros pensamientos, subirlos a otro nivel, de gratitud, de generosidad, de entrega y sinceridad. Cuidar nuestras palabras, expresar nuestros sentimientos de forma natural, clara, sin miedos, son nuestros y son valiosos, y pugnan por salir.  Y por supuesto, cuidar de nuestros actos, que son claramente los que nos definen y los que marcan la diferencia entre los que dices ser, y eres en realidad.

Amar bien no es fácil, pero si algún sentido tiene la existencia, es sin duda este, aprender a amarnos, y respetarnos, y liberarnos  los unos a los otros si, empezando por uno mismo.

Y por último, Gracias Iván por formar parte de mi vida y haberme enseñado tanto de mi misma, y sobre todo, por aceptarme tal cual soy. Y Felicidades en breve por tu 15 cumpleaños, han pasado como un soplo, será porque lo hemos pasado bien!

Feliz Otoño,

Amaros mucho y amaros bien,

Un abrazo cálido,

Alicia

miércoles, 8 de julio de 2020

Los 10 Principios del Tai-Chi-Chuan


Una vez que conocemos la secuencia de la forma y ya no tenemos que pensar cual es el movimiento que tenemos que ejecutar a continuación debemos dar el siguiente paso en nuestro entrenamiento. De esta manera dejaremos de hacer una secuencia de movimientos con mayor o menor dignidad como si fuese una tabla de gimnasia, para empezar a hacer Tai-Chi-Chuan. A partir de ahora tenemos que empezar a buscar calidad en nuestra forma, pero, ¿en qué consiste la calidad? ¿Cómo se define la calidad en el Tai-Chi-Chuan? Yang Chengfu dictó una lista con los diez Principios del Tai-Chi-Chuan para responder a esta difícil pregunta  que comentaremos a continuación:

1.La energía en lo alto de la cabeza debe ser ligera y sensible

     «La energía en lo alto de la cabeza » significa que la cabeza debe de llevarse recta, sin ladearse, así el espíritu (Shen) alcanza su punto más elevado. Para este propósito, no se debe usar la fuerza. Si se usa la fuerza entonces la espalda y la nuca quedan rígidas y la sangre y el Chi (energía) no circulan. Debe existir una sensación de ligera sensibilidad y naturalidad. Sin esta suavidad y sensibilidad la energía no llega a la parte superior de la cabeza y el espíritu no alcanza esta parte. Además, desde el punto de vista de las artes marciales, debemos tener en cuenta la actitud que queremos mostrar. Una cabeza erguida, relajada y con la vista al frente, muestra una mayor sensación de seguridad en uno mismo que una cabeza agachada, mirando al suelo.

2. Hundir el pecho y elevar la espalda

«Hundir el pecho» significa que el pecho debe estar suavemente relajado permitiendo que el Chi descienda al Tan-
Tien. Se debe evitar totalmente expandir el pecho, para que el Chi no se concentre en él, lo que haría que el centro de gravedad se desplazase hacia arriba produciendo ingravidez en las plantas de los pies.
«Elevar la espalda» significa que el Chi se adhiera a la columna. Si se relaja el pecho, entonces la espalda se eleva de forma natural, permitiendo que la fuerza salga desde ella.


3. Relajar la cintura

La cintura es el punto central del cuerpo. Si la cintura está relajada, entonces las piernas, que son nuestra base, tienen fuerza y nuestra posición es estable. Cambiar el «lleno por vacío» tiene su origen en la rotación de la cintura. Si el movimiento no posee energía tenemos que buscar la causa en la cintura. Por eso se dice que la cintura es el área más vital.

4. Distinguir entre Lleno y Vacío

Distinguir «Lleno de Vacío» es el primer principio del 
Tai-Chi-Chuan. Si el peso de todo el cuerpo permanece en la pierna derecha, entonces la pierna derecha esta llena (yang) y la izquierda vacía (yin). Solamente después de distinguir entre Lleno y Vacío, entre yin y yang, podremos girar en los movimientos, de forma ágil, suave y sin esfuerzo. Si no podemos hacer esta distinción nuestros pasos serán pesados y las posturas incómodas e inestables y seremos desequilibrados fácilmente por la inestabilidad de nuestra postura.

5. Hundir los hombros y dejar caer los codos

«Hundir los hombros» significa que hay que relajarlos y dejarlos caer. Si no están relajados y cuelgan hacia abajo sino que están elevados, el Chi se eleva con ellos y todo el cuerpo queda sin fuerza. Dentro de este concepto hay que tener en cuenta que relajar y dejar caer no deben confundirse con realizar una fuerza para mantenerlos bajos, sino que se trata de mantenerlos libres de tensión durante la ejecución del movimiento
.

«Dejar caer los codos» significa que los codos estarán relajados, dejándolos caer hacia abajo permitiendo que sigan el movimiento para conectar la fuerza interna. Si los codos están levantados entonces los hombros no pueden estar relajados, produciéndose un bloqueo de energía de manera que al cuerpo se le hace difícil aplicar el
Jin (fuerza interna) y el movimiento queda duro y agarrotado.

Hundir los hombros y dejar caer los codos está unido entre sí de manera que ambos se han de dar de manera simultánea
.


6. Usar la mente y no la fuerza

Esto está establecido en el «Tratado de Tai Chi Chuan» y significa que debemos confiar exclusivamente de la mente y no en la fuerza. En la práctica del 
Tai-Chi-Chuan todo el cuerpo debe estar relajado. Si podemos eliminar incluso la más mínima sensación de pesadez, evitando el bloqueo en los nervios, los tendones y huesos que restringe la libertad de movimiento, los movimientos serán suaves, circulares, ágiles y espontáneos.

Los meridianos del cuerpo son como vías de agua. Cuando estas vías se abren, el agua puede correr libremente; Asimismo, cuando los meridianos se abren, el Chi pasa a través de ellos. Si la rigidez bloquea los meridianos, el chi de la sangre se obstruirá afectando a nuestros movimientos. Pero si utilizamos la mente, y no la fuerza, dondequiera que vaya la mente, el chi la seguirá por todo el cuerpo, de manera que tras una larga práctica, se logrará la verdadera energía interna. Esta es una característica del 
Tai-Chi-Chuan que cuesta mucho asimilar. De hecho, muchos practicantes llegan a dominar la suavidad, pero sin desarrollar ninguna energía interna. La razón de que no se llegue a desarrollar nada o muy poco de esta energía es por que no se ha comprendido la aplicación de la mente o la intención. No puede salir un flujo de energía sin intención; el Tai-Chi-Chuan no se completará sin la intención.

Así se entiende lo que dice el «Tratado de Tai Chi Chuan», «solo de la mayor suavidad viene la dureza». Los brazos de aquellos que han practicado 
Tai-Chi-Chuan son como hierro oculto en algodón y son extremadamente pesados.

7. Unidad de la parte superior y la parte inferior del cuerpo

La «Unidad de la parte superior y la parte inferior» es lo que en el «Tratado de Tai Chi Chuan» hace referencia a «la raíz esta en los pies, se distribuye a través de las piernas,  se controla por la cadera y la cintura y se expresa en las manos
».

Desde los pies a las piernas y a la cadera debe circular el Chi (energía) de forma continua. Cuando las manos, cadera y cintura y pies se mueven, el espíritu  (Shen) en los ojos, se mueve al unísono. Es entonces cuando hay unidad en la parte inferior y superior del cuerpo
.

Para entrenar este principio en nuestra forma debemos observar que en cada movimiento, todo el cuerpo está conectado. Empieza a moverse simultáneamente y finaliza sin que ninguna de sus partes termine antes que la otra. Debemos por tanto tener en cuenta en nuestro entrenamiento las tres coordinaciones básicas:


• La mano se corresponde con el pie

• El codo con la rodilla

• Los hombros con las caderas

8. La Unidad de lo Interno y lo Externo

Lo que el 
Tai-Chi-Chuan entrena y ejercita es el espíritu (Shen). Por consiguiente se dice «el espíritu dirige y el cuerpo le sigue».

Si levantamos el espíritu, entonces nuestros movimientos serán naturales, ligeros y suaves. Cuando lo interno y lo externo se unifican como un solo Chi, entonces no hay interrupción.

Si el espíritu no dirige, si no hay intención, el movimiento se convierte en un mero zarandeo de brazos y piernas. Esto sería suficiente si sólo buscásemos realizar ejercicio físico, pero para aprovechar las ventajas del 
Tai-Chi-Chuan hay que utilizar también la mente y la intención. Esto sólo se puede conseguir si se comprenden los movimientos. El Tai-Chi-Chuan nació y creció como un arte marcial. Si se entienden los movimientos verdaderamente, se puede utilizar la intención de la mente para permitir el flujo de chi y poder hacer así una unidad entre lo interno y lo externo.


9. Continuidad sin interrupción

        La fuerza de los que practican los sistemas externos empieza y termina, continúa y para. La fuerza inicial se consume antes de aparecer la nueva. Sin embargo, en Tai-Chi-Chuan se usa la mente y no la fuerza. Desde el principio al final no hay interrupción. Cuando practicamos la forma del Tai-Chi-Chuan o el empuje de manos (tuishou) se debe realizar un solo movimiento de principio a fin y el cambio de vacío a lleno, del Yin y del Yang, imita el permanente movimiento de la naturaleza. Todo está completo y es continuo, circular e interminable, esto es lo que los clásicos llaman «como un gran río fluyendo sin fin». Todo esto expresa la idea de continuidad en un solo Chi.

  10. Buscar la Quietud en el Movimiento

En los sistemas externos se realizan muchos trabajos que agotan el chi y hacen que los practicantes se queden sin aliento. El 
Tai-Chi-Chuan usa la quietud o calma para oponerse o contestar al movimiento. Incluso cuando estamos en movimiento permanecemos en calma. Por tanto al practicar las posturas es mejor hacerlo lo más lentamente posible.

Cuando se ralentiza el movimiento, entonces la respiración es más lenta y larga y el Chi puede bajar al Tan-
Tien, evitándose de una manera natural los efectos perjudiciales del pulso acelerado.

Este principio es mas fácil de conseguir en la ejecución de la forma, pero no lo dominaremos hasta que no seamos capaces de poder sentir esa calma a la hora de trabajar en parejas, como en el
tuishou o realizando aplicaciones marciales. Si buscásemos una analogía podríamos decir que el movimiento debe ser flexible y fluido como un río, y la mente fuerte y sólida como una montaña.


lunes, 1 de junio de 2020

Partes del cuerpo y sus correspondientes connotaciones psico-emocionales


Este post está inspirado en el libro "La medicina del Alma" de Eric Rolf.

Cada parte de nuestro cuerpo nos habla, nos da señales de cómo estamos movilizando la energía, si tenemos algún bloqueo y atendemos cautelosa y silenciosamente, veremos más allá del propio dolor o molestia lo que está causando esa señal de alarma. Es decir, el origen del síntoma, la raíz del problema.

La medicina occidental está muy enfocada a erradicar los síntomas, esa es su prioridad, y para ello recurre a infinidad de fármacos, inflando nuestros dispensarios y sus bolsillos.
Esta claro bajo mi punto de vista, que la salud y su preservación va mucho más allá de paliar los síntomas, erradicarlos o incluso hacerlos crónicos, irónicamente hablando.

La salud es nuestra primera y más absoluta responsabilidad en la vida.
Es nuestra "carrocería", el chásis con el que nos movemos por el mundo. Siempre me gusta utilizar el símil del coche, del mercedes exactamente. Es breve así que lo expongo de nuevo.

El cuerpo sería la carrocería y digamos que el chásis de un buen Mercedes. Viene con todo tipo de detalles alta Gama!, reluciente, brillante, todo bien engrasado y ensamblado. Con sus neumáticos bien hinchados, y preparado para salir disparado cortando el viento.

Las emociones serían la Gasolina. Sin ellas el coche no va a ninguna parte y pierde su significado.

La mente, la conciencia, es la que conduce este Mercedes. Sin dirección, sin conciencia, podemos estrellarnos a la primera vuelta.

Digamos que si no cuidamos la carrocería (neumáticos incluidos) no le echamos gasolina de calidad, y no tenemos un lugar a donde ir...este Mercedes no sirve para nada.

Así funciona nuestro complejo sistema, somos un "cuerpo", sagrado y reluciente, somos las "emociones" que nos hacen sentir y afrontar la vida (y las curvas), y somos "mente" la que nos lleva a buen puerto! (a veces hasta el éxtasis).

Para mantener el equilibrio de estas tres energías o aspectos del ser humano (los tres tesoros del Chi-Kung) es necesario empezar la casa por los cimientos, es decir, tomar conciencia.

Encontrar el origen a nuestros problemas no es tarea fácil. Sufrimos indecibles dolencias, la mayoría parten del alma, pero no las identificamos ni tan siquiera con la mente, estamos y nos sentimos tan divididos dentro de uno mismo, como si lo que nos pasara no tuviera nada que ver con nosotros. Primera creencia errónea.

La atención al cuerpo se malinterpreta a veces haciéndonos parecer "engreídos" o "narcisistas", pero esa es otra de las muchas creencias limitantes del ser humano que más que aportar algo nuevo y enriquecedor a la persona, la prejuician y en definitiva la bloquean. Por eso, a palabras necias oídos sordos. Una ha de aprender a escucharse, lo cual no pasa necesariamente por tener una actitud egocéntrica. Tiene más que ver con una toma de responsabilidad para con uno mismo. Escuchar es aprender, es crecer, es evolucionar.

Eric Rolf ha aprendido a escuchar divinamente. Este libro es 100% recomendable para todos los que tengáis inquietudes con respecto a la salud. Yo lo repartiría también a médicos y enfermeras del mundo entero, entenderían así a los pacientes de una forma más holística y acertada. Algún día llegará. Ya he visto muchas cosas durante este confinamiento, una me sorprendió gratamente, médicos y enfermeras en el Valle Hebrón cantando mantras y dedicando unos minutos a la meditación. Estamos en buen camino. El ser humano que trata con los más débiles o frágiles, crece más rápido interiormente, aprende a empatizar, aprende a vivir gestionando el dolor ajeno y a mitigar el propio. Es un camino de autoconocimiento maravilloso y si, una vía espiritual donde las haya. Como siempre, depende de cómo se viva y se gestione. 

Yo siempre digo que no es el qué, sino el cómo, lo que da valor a las personas.

He resumido y escogido las partes del cuerpo más importantes y las que tienen más implicación en los movimientos de Chi-Kung y Tai-Chi.

Espero que os sorprenda y os agrade tanto como a mi. 



Cadera: La cadera representa un salto en la conciencia personal. La cadera determina una de las divisiones del cuerpo, es el salto de la naturaleza animal a la humana. Fortalecer esta zona y darle movilidad ayuda a adaptarnos a los nuevos tiempos, nuevas formas de ver el mundo y a nosotros mismos.  Aceptación, integración y reconocimiento personal. 

Muslos: Los muslos simbolizan el compromiso personal con nuestros valores. Fortalecer los muslos ayuda a alinear nuestras acciones con esos valores, afrontar desafíos creativos más altos y adoptar valores personales más espirituales.

Área abdominal: Es el área de las emociones que son el motor de la vida. Tomar contacto con el centro vital y emocional es empoderarse, es aprender a sentir sin miedo. Ser sensible no nos hace más vulnerables, nos hace vivir la vida con más intensidad y disfrutar de la experiencia vital. Sufrimos cuando nos resistimos  mentalmente a sentir. Trabajar con el abdomen y el diafragma a través de la respiración nos ayuda a tomar contacto con nuestro “sentir”.

Área respiratoria: El área respiratoria simboliza las ganas de vivir y de estar presente, en el aquí y ahora. Es aceptar la vida y contribuir. Cuando respiramos correctamente aceptamos las circunstancias de la vida. Cuando sentimos bloqueo en la respiración, ni damos ni recibimos. Aprender a respirar es aprender a fluir de dentro hacia afuera. 

Zona baja de la espalda (Lumbares): La zona baja de la espalda representa las necesidades básicas: supervivencia, trabajo, competencia, miedos. Los problemas en esta zona pueden reflejar puntos de vista limitados acerca del trabajo, del dinero, de las obligaciones o el ambiente familiar. No es la “escasez” o las “obligaciones” lo que crea problemas de espalda, sino la creencias acerca de ellas. Fortalecer las lumbares agiliza el flujo de energía dando paso a un nuevo nivel de percepción, integrando y liberando esos miedos y creencias limitantes.

Zona media de la espalda: Representa la parte emocional, el sentirnos apoyados por las personas que nos importan. Creencias sobre si nos quieren, si somos valorados o apreciados a nivel sentimental. El exceso de querer controlar estos afectos, afecta a esta zona. Un pensamiento positivo para equilibrar esta creencia sería: “Hagas lo que hagas, te quiero igual”. Encajar con sabiduría emocional los juicios y/o críticas depende sólo de nosotros.

Zona alta de la espalda: Representa la parte mental. El estado natural de la mente es el vacío, aunque cueste creerlo, es así. La mente hace a veces “mucho ruido” perturbando nuestra paz. La mayor parte de nuestros problemas los crea la mente. Los problemas en esta zona alta de la espalda manifiestan creencias acerca de la necesidad de sufrir, sacrificarse, y esforzarse para conseguir lo que se desea. Si uno cree que la vida es una lucha, entonces “crea armas” en su mente. No hay buenos ni malos. Tú decides acabar con la lucha, con la dualidad. Erradica el ego. 

Hombros: Los hombros son una zona fuerte del cuerpo, las cosas que colocamos ahí son brutas o poco refinadas. Las personas que tienen estrés suelen tener problemas en los hombros, “se cargan” porque necesitan sentirse importantes e imprescindibles. Esta falsa creencia se equilibra con el “no hacer”. El “no hacer” parece que no es nada pero es muy fuerte, para “no hacer” se necesita poder. Cuando creemos que algo se está cayendo, hace falta poder para observar lo que está pasando y confiar en que la vida sabe lo que hace. Otra forma de vivir “el no hacer” es cuando uno disfruta haciendo cualquier cosa que es lo mismo que “hacer sin esfuerzo”. Estar en el presente y no dar importancia alguna a lo que no se tenga delante es una herramienta poderosa, así como el liberar la energía acumulada a través de estiramientos suaves y controlados.

Cuello: El cuello es el puente que conecta las experiencias físicas y emocionales con la cabeza. A cada instante estamos integrando lo que estamos viviendo. Problemas en esta zona representan resistencia a dicha integración. Fortalecer y relajar con balanceos y estiramientos ayuda al desbloqueo energético y físico con su consecuente mejoría en todos los planos. 

Brazos: Tanto los brazos como las manos tienen dos caras: la interna y la externa. La cara interna simboliza participación y compartir, y la externa, protección. Todo el brazo y la mano se relaciona con el proceso de dar, según la fuerza que necesites utilizas todo el brazo, o solo la mano o los dedos. Cuando se utilizan para protegerse o como armas sufren daños, y no hay que protegerse más allá de las tonterías de uno mismo. Los brazos simbolizan también la distancia entre tú y las cosas que das, esa distancia es el desapego. 

Codos: Libertad e independencia. La libertad es algo que se siente, no que se tiene. Lo más hermoso que podemos hacer por alguien es hacer que se sienta amado y libre para seguir su propio camino. Problemas codo izdo. deseo de libertad interior, codo dcho. libertad exterior, actuar sin obligación. 

Muñecas: Simbolizan la flexibilidad personal en las creencias y puntos de vista. La flexibilidad nos mantiene vivos, porque todo está cambiando constantemente. Las creencias caducan porque nosotros evolucionamos. Hay que ser flexible en todas las direcciones (rotación amplia de muñeca).l Cuando uno cree que está siendo flexible es probable que sólo sea en una dirección. Los problemas en muñecas denotan rigidez y limitaciones en el punto de vista, querer tener razón.  Intentar ver las cosas desde el punto de vista de otra persona es practicar la flexibilidad.

Manos: Las manos tienen dos caras, la interna y la externa. Con una damos y con la otra tomamos o recibimos. Son el simbolismo de dar y recibir, aunque en realidad el recibir no es otra cosa que dar al otro la posibilidad de dar, es decir, cuando recibimos “damos” pasivamente. Venimos al mundo a dar, a contribuir, el dar es el motivo de nuestra existencia.


Un abrazo afectuoso,
cuando nos dejen,
como la canción de Tamara..."si nos dejan"...muy bonita por cierto


sábado, 30 de mayo de 2020

SALUD HOLÍSTICA


Para entender lo que es la salud holística, primero debemos entender qué es la enfermedad, o mejor dicho, por qué enfermamos. Sabemos que a nivel energético la enfermedad es un bloqueo en el flujo de chi en los meridianos, y ese bloqueo causa un estancamiento que si se prolonga en el tiempo puede causar desequilibrios más o menos graves en el organismo.  

¿Por qué se bloquea la energía y el flujo de chi? Puede haber muchos motivos, desde una lesión por accidente, produciendo la consecuente herida o lesión en los tejidos, o un estado emocional desequilibrado, que es sin duda uno de los motivos más comunes en nuestra sociedad avanzada. 

La mente es muy poderosa, crea y destruye. 

Las emociones causadas por una mente focalizada en los aspectos negativos  que a su vez se producen por las creencias limitantes  sobre nuestra experiencia en el pasado, son la causa de la mayor parte de nuestras “enfermedades”. Cuando no reconocemos ese origen emocional en nuestro desequilibrio (enfermedad) es que no estamos escuchando las señales, estamos desconectados de nuestro cuerpo. Es como si la cosa no fuera con nosotros. Esa falta de responsabilidad hacia nuestro propio proceso interno es digno de atención y por supuesto de rectificación si queremos mantenernos saludables.

 Para sanar, es imprescindible saber escuchar las señales que emite el cuerpo. En primer lugar estas señales, son mentales, luego se traducen a señales emocionales, y finalmente se somatizan en el cuerpo físico, que por decirlo así sería el niño que llora cuando tiene hambre. Hemos sido descuidados y no hemos atendido a tiempo las otras señales, y ahora toca reparar los daños desde el principio, donde se originó el desequilibrio o la primera  desatención, la mente.

Cambiando nuestra manera de pensar nos ahorraríamos tantos sufrimientos que no nos lo podemos ni imaginar. Y no sufrimientos sentimentales solo no, sino también físicos, porque somos un Todo, un complejo sistema de tejidos, emociones, pensamientos y conciencia, eso es el Ser humano, y de ahí las terapias holísticas, que son las que entienden y atienden al ser humano en sus múltiples  aspectos, físico, mental y espiritual.

La primera creencia limitante e inequívocamente  desalentadora para empezar nuestro proceso de curación sería: “ Yo no he hecho nada para enfermar” porque irremediablemente te lleva a un “Yo no puedo hacer nada para sanar”. 

Cuando rompemos esta creencia, comúnmente se dice que hemos “reconocido” que tenemos un problema, es una redención, es un primer paso hacia la sanación, y quizás, según mi criterio, el más difícil.

Las creencias nos condicionan, son nuestros valores y muchos de ellos muy loables, pero hay siempre algunas creencias inculcadas, aprendidas y adheridas a nuestra forma de  pensar, que nos fueron utiles en el pasado pero no nos sirven en el presente. En realidad no nos pertenecen, no nos aportan un bienestar, no sentimos una alineación sincera con ellas, es por eso, cuando una creencia se vuelve peligrosa, cuando  te limita con frecuencia a la hora de afrontar la vida.

La mayor parte de estas creencias  se originan en el pasado, a una edad temprana  en la niñez. Y posiblemente hoy, de forma inconsciente, te estén afectando, llevándote a hacerte la pregunta “¿Por qué me tuvo que  pasar a mi?, en vez de ¿para qué? Pues toda experiencia esconde un aprendizaje si observas más allá de las apariencias.

También la nostalgia al pasado, a algo que fuimos o tuvimos, es algo que argumentamos como positivo, cuando en realidad está creando un sentimiento de negación hacia el momento presente, y que de forma directa afecta a tu salud. Si te entristece o te deprime pensar en lo que fue que ya no es, tienes un problema de salud, salud emocional, pero salud.

Cuando con el transcurso de los años mantenemos la creencia de que hemos  perdido todo el poder, la jovialidad, la belleza, la capacidad de amar, de disfrutar de la vida, de divertirnos, de jugar, de ser influyentes y sabios/as consejeros, de ser creativas, de ser deseadas, de ser competentes y útiles, quizá no en nuestro trabajo ya por tema de jubilación, pero sí en otras áreas de la vida, esas creencias, diversas y apabullantes, nos están afectando de forma sutil y gradual. Efectivamente empezamos a sentirnos infelices, desanimadas, tristes y deprimidas, con su consecuente repercusión en nuestro estado físico. La ley de Causa y efecto. 

Nada se produce en un segundo, todo se va acumulando en nuestro complejo sistema durante bastante tiempo antes de que salten las alarmas, por eso hemos de estar alertas y atentas de no acumular sentimientos ni emociones negativas durante más tiempo del necesario, porque todo el abanico de emociones es necesario, estamos vivos para sentirlo, pero también debemos a aprender a ser maduros, y soltar, dejar pasar los estados que nos quitan energía, que nos debilitan y aprender a sustituirlos por estados anímicos positivos. Como dice Kuppers, es nuestra responsabilidad buscar las herramientas, llámense motivaciones, sueños,  ilusiones o aficiones, lo que sea, para subirnos el ánimo, para estar más contentos, más felices. Si no lo haces tú, no lo hará nadie por ti.

Yo elegí practicar Chi-kung. Entonces lo hice intuitivamente, era joven, ahora, igual de jovial pero más consciente y después de 20 años de practica y enseñanza ininterrumpida, volvería a elegirlo, pero con madurez y muchas más razones de peso.

La activación de la energía en los meridianos equilibra las emociones y sus efectos “adversos”, neutralizando la negatividad de la mente a través de la respiración consciente.

Por eso nos sentimos tan bien después de hacer Chi-kung, es como una ducha de energía positiva que “limpia” la mente y las emociones, dejándonos livianos, alegres y felices como niños. Parece que los problemas desaparecen, ya no nos sentimos preocupados como antes, más bien aprendemos a aceptar el presente tal cual es

La aceptación del momento presente, no solo con resignación, sino con la alegría de quien atesora un gran tesoro (tres tesoros alineados)  es la fuente de la salud y de la felicidad para mí.

Un abrazo cálido,
También curativo 100% y más en estos tiempos que corren.

Alicia